MiCA: la Unión Europea da luz verde
Tras cuatro años de idas y venidas, el Parlamento Europeo ha aprobado este jueves la nueva regulación para los mercados de criptoactivos, conocido como el Reglamento “MiCA”, Markets in Crypto Assets.
Tras cuatro años de análisis, la Unión Europea (UE) aprobó oficialmente su regulación sobre Ley para Mercados de Criptoactivos, mejor conocida por sus siglas MiCA. Se trata de una nueva normativa que ofrece un marco regulatorio común para todo el ecosistema financiero que se da alrededor de blockchain y criptomonedas.
Dicha normativa tendrá impacto en la legislación de los veintisiete Estados Miembros de la UE con el objetivo de reducir las dudas de cada Banco Central sobre cómo integrar las monedas digitales a la economía real.
En palabras simples, MiCA se centra en los puntos centralizados de la industria cripto y proporciona claridad sobre el alcance y las definiciones de la regulación cripto.
Sin embargo, no todo es color de rosas: la histórica legislación ha dividido opiniones en el espacio cripto y en el panorama regulatorio tradicional, y también ha llamado la atención de jurisdicciones que aún no han legislado.
MiCA: ¿qué cambia ahora con la nueva legislación?
Según los expertos, los proveedores de servicios de activos cripto tienen más claridad bajo la nueva regulación MiCA. Puntualmente, si una empresa tiene licencia en un Estado miembro de la UE, ahora legalmente tiene acceso a todo el mercado de la UE.
Además, las empresas de finanzas tradicionales ahora pueden elegir socios con licencia con los que trabajar cuando desarrollen sus soluciones cripto.
Europa podría volverse más atractivo para las empresas cripto
En las últimas semanas, Estados Unidos ha endurecido sus políticas para hacerle frente a la expansión de la economía digital. Existen rumores que Ethereum y otras criptomonedas podrían ser un security; la Comisión Nacional de Valores (SEC) limitó operaciones de un exchange; entre otros hechos que atentan directamente con el desarrollo e innovación del ecosistema.
Es en este contexto que los analistas sugieren que los desarrollos de políticas estadounidenses podrían hacer que Europa sea más atractiva para algunas empresas, pero dudan que hubiera un éxodo significativo al otro lado del Atlántico.