El análisis del CEO

Mariona Campmany: KYC en DeFi, ¿buena o mala noticia para los adeptos de la descentralización?

por Mariona Campmany, Digital Identity and Innovation Lead en Mitek Systems

El debate sobre la relación de las finanzas descentralizadas con la verificación de la identidad comienza a ganar intensidad. Es lógico teniendo en cuenta la naturaleza de la blockchain. Es la pregunta que se hacen todos, ¿puede implementarse el KYC en una plataforma DeFi mientras se preserva la autonomía que hace que este tipo de finanzas sean tan atractivas en primera instancia?

Recapitulemos. En los comienzos de las criptomonedas, muchos de los primeros exchanges no requerían de una verificación KYC. No sin razón, el mundo cripto tenía, y en ciertos aspectos todavía tiene, un estigma negativo en torno al lavado de dinero y el fraude digital. En consecuencia, es difícil pensar en un futuro no regulado de las finanzas descentralizadas tras su creciente popularidad y adopción.

Implementar KYC no es centralizar.

KYC no debe interpretarse necesariamente como centralización. Una aplicación DeFi puede facilitar transacciones financieras descentralizadas y, al mismo tiempo, dar acceso a usuarios verificados. 

Poco a poco, las soluciones de servicios financieros basadas en blockchain se están moldeando en forma de instituciones financieras tradicionales. El alcance de KYC descentralizado se basa en gran medida en esta transformación, ya que los servicios financieros descentralizados están situándose gradualmente bajo el paraguas de las leyes y las regulaciones KYC y contra el lavado de dinero (AML).

Muchas de las empresas basadas en blockchain en este campo, como los wallets y los exchanges, deberán cumplir. Por tanto, las reglas serán las mismas para las empresas descentralizadas y las instituciones financieras tradicionales. Sin embargo, las plataformas DeFi es otro cantar.

¿La combinación con KYC romperá la base de DeFi?

Hay razones para pensar que esto no debería ser un problema. Las nuevas regulaciones no implican necesariamente que DeFi pierda su valor inherente. De hecho, KYC podría funcionar mientras DeFi conserva sus capacidades con enfoque descentralizado.

Por ejemplo, la falta de regulaciones podría alejar a posibles empresas interesadas en invertir en esta área. Con la instalación de un proceso KYC integral, las soluciones DeFi podrían atraer confianza de clientes privados e institucionales. Es decir, un protocolo KYC sólido podría servir para expandir la base de clientes de DeFi.

Con KYC, una plataforma DeFi podría continuar ofreciendo transacciones financieras descentralizadas. Al mismo tiempo, también podría asegurar el acceso a la plataforma para usuarios con identidades verificadas. Según la firma de análisis de blockchain Elliptic, los usuarios de DeFi sufrieron pérdidas de más de 10.000 millones de dólares en 2021 debido a fraudes y robos. Desafortunadamente, la mayoría de los fondos robados difícilmente se pueden rastrear dado que los defraudadores estaban utilizando direcciones digitales sin KYC.

La conversación gira mucho en torno a la necesidad de preservar la descentralización. Sin embargo, el enfoque real debería estar en la importancia de mantener el cumplimiento de las regulaciones. Los procesos KYC débiles podrían ser un revés profundo para DeFi. La falta de regulaciones y el anonimato brindan oportunidades para que los delincuentes usen los servicios DeFi sin prueba KYC y esa es una amenaza que conviene eliminar.

La respuesta puede estar en los NFT.

Por mucho que el espíritu criptográfico se base en la descentralización y la no censura, el tiempo nos va dando pruebas de que los mercados financieros pueden volverse caóticos si no se controlan. Pensar en, por ejemplo, NFTs tokenizados para que personas y empresas puedan crear una identidad verificable para acceder a plataformas DeFi no es nada descabellado.

Es más, podríamos pensar en que los usuarios tuvieran la opción de personalizar el NFT y la flexibilidad de elegir qué información revelar mientras interactúan con el mercado DeFi.  

Luego está la experiencia de cliente, la cual se lleva el protagonismo cada vez más, pero lo cierto es que la prevención del fraude la obstaculiza. Las organizaciones no deberían tener que escoger entre ambas, pues ninguna es suficiente por sí sola. Tengamos en cuenta que tanto la experiencia del cliente como la seguridad construyen la fidelidad del usuario.

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